La mayoría de las aves duermen acurrucadas en algún lugar oculto, pero hay algunas que duermen de pie,agarradas sobre una rama y sin caerse. Son los pájaros.
Quien haya tenido como mascota un canario lo habrá observado con admiración más de una vez durmiendo agarrado del palo de su jaula, con el plumaje inflado y la cabeza resguardada entre las plumas.
Lo hacen gracias a un mecanismo anatómico. Sus muslos tienen un tendón flexor que pasa por delante de la rodilla, por detrás del tobillo y se extiende por las garras.
EXISTEN DISTINTOS MECANISMOS:
Los flamencos y otras aves zancudas, como las cigüeñas también duermen de pie, sobre una pata generalmente dentro del agua.
Para sostenerse sin realizar esfuerzo de pie sobre una pata mientras duermen utilizan un mecanismo distinto al de los pájaros: encajan las articulaciones, se quedan bloqueadas y la pata queda rígida.
Estas aves no descansan sobre una pata para huir con más facilidad de los depredadores.
Uno de los últimos estudios que tratan de esclarecer los motivos de este comportamiento ha desechado esa teoría tras comprobar que a los flamencos les costaba más alzar el vuelo cuando estaban apoyados sobre una pata.
Los científicos han averiguado que lo hacen para perder la mínima cantidad de calor posible. Resguardan la pata desnuda bajo el plumaje. Por eso, cuando no hace frío suelen dormir más a menudo sobre dos patas.
Otras aves como los patos y los gansos a veces reposan sobre una pata, probablemente por la misma razón. Ellos no tienen un mecanismo de bloqueo de la articulación así que lo consiguen con equilibrio. Para dormir profundamente se acurrucan en algún lugar resguardado.
Caballos, de pie y tumbados
Mamíferos como los caballos son también potenciales presas. Intentan permanecer el máximo tiempo posible de pie preparados para emprender el galope. Por eso descansan de pie.
Para ello liberan el peso de una de las patas traseras apoyando solo la parte delantera del casco, dejando los tendones y los músculos en estado de relajación.
No obstante esta postura no les permite dormir profundamente. Para conseguirlo han de tumbarse. Se reclinan sobre las patas o se acuestan sobre un flanco.
Tan vulnerables ante los depredadores se encuentran en esa postura que en totalduermen alrededor de cuatro o cinco horas al día repartidas en ratos cortos.
Macarena Mulero Alé
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